A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente
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Desde el año 1972 se designó el 5 de junio como el Día Mundial del Medioambiente. La idea es que una vez al año, no un país, no una región, sino nada más y nada menos que la “humanidad” tome conciencia sobre los diversos problemas que lo afectan y así buscar alternativas de protección y solución.
Eran los años 70’s y en Estados Unidos de América, se creaba la EPA (Environmental Protection Agency) y se aprobaban normas de índole ambiental (Ley sobre Aire Limpio-modificada; Ley sobre Agua Limpia); cambios impulsados y exigidos por la sociedad en aquellos años que, sumada la crisis del petróleo impuesto por la OPEP a dicho país, hacía pensar que la ingeniería giraría rápidamente a desarrollar tecnologías que reduzcan la dependencia a los combustibles clásicos como fuente de energía.
Han pasado 47 años desde aquella designación y en el medio encontramos conflictos armados, guerras, pruebas nucleares, elaboración y control de sustancias degenerativas, sobre aprovechamiento de recursos naturales, renovables y no renovables, extinción de especies, deshielo de los casquetes polares, entre otros. Al parecer, todo indica que nos hemos “esforzado” para alejarnos del objetivo y fines de la conmemoración del Día Mundial del Medioambiente.
Ante la multiplicidad de la problemática, cada año se aborda un tema en específico, siendo la contaminación del aire, el que corresponde para el 2019. Se estima que son 7 millones de personas las que mueren cada año a causa de la contaminación del aire. Cabe señalar que, China como organizador de este día para el presente año ha invertido en el año 2017 la cantidad de 126.6 billones de dólares en energías renovables.
Ahora, más allá de los desafíos que conlleva la realización de convenios internacionales, de políticas, de disposiciones regionales o locales, alineados en la adopción de acciones para la protección y mejoramiento del ambiente, nos toca a cada uno de nosotros, diría la obligación y compromiso, identificar las maneras de cumplir con este objetivo.
Así pues, habiendo interiozado la importancia de lo que está en juego, podríamos efectuar nuestro aporte diario, en acciones tales como:
- El reciclaje, buscar en establecimientos, supermercados, las estaciones donde organizaciones se encargan de reciclar el papel, cartón, vidrio, chapitas de plásticos, entre otros.
- Utiliza el transporte público con mayor frecuencia o comparte el auto con otras personas si siguen la misma ruta.
- Utiliza la bicicleta, es bueno para tu salud. En Lima podría implicar que revises si tu póliza de seguro de vida está vigente.
- Si te gusta calentarte prendiendo la chimenea de tu casa, acuérdate que no solo calientas tu sala, tambien el planeta.
- Si está dentro de tus posibilidades, apuesta por autos eléctricos o híbridos, segmento que seguramente irá creciendo en el Perú en los siguientes años.
- Utiliza las escaleras si vas a los primeros pisos, en vez del ascensor, si es que te es posible. Así se consume menos energía.
- Compra preferentemente productos amigables con el ambiente, es decir, que al momento de su fabricación utilicen menos recursos naturales o menor energía.
- Si está dentro de tu alcance apagar las luces de tu oficina cuando sales, hazlo, no lo dudes.
- Dona aquellas cosas que ya no utilizas, pero que aún sirven para darles un segundo uso.
- Las empresas podrían incorporar material reciclado en sus productos; tener una fuente de energía limpia; organizar o promover eventos, como plantar árboles, limpieza de playas; y también apostar por innovación tecnológica que haga que sus procesos sean más eficientes y por ende generen menos impactos.
Por Renato De Vettori, socio del área Ambiental.