Holdings y grupos económicos
Cuando nos referimos a una holding estamos aludiendo principalmente a la existencia de una sociedad que detenta la propiedad mayoritaria de un grupo de empresas dedicadas a distintas actividades económicas y que sirve como vehículo de integración de aquellas.
En nuestro país, hasta no hace muchos años, resultaba poco frecuente referirnos a la existencia de holdings empresariales. El término que describía mejor la integración de un grupo de empresas era el de grupo empresarial y, usualmente, se incluía el apellido de alguna de las grandes familias que en escaso número lograban tener la diversidad empresarial y patrimonio suficiente que las hacía merecedoras a dicha distinción. Pero en realidad muchas veces esos pocos grupos tampoco estaban organizados bajo la estructura de holding. Esto ocurrió así por algunas razones. En primer lugar, porque los grupos económicos estaban altamente concentrados en una actividad principal, siendo las actividades adicionales complementarias y de poco peso. Otra de las razones principales aludidas por los propios fundadores de esos grupos, y que tuve la suerte de escuchar directamente de ellos, fue la poca confianza en el Gobierno. Preferían mantener sus empresas como estancos separados y permanecer como accionistas directos en cada una de ellas, pero no concentrados a través de una holding que pudiese detentar la propiedad de todas. Y es que algún gobernante de turno podría con una sola regulación «quedarse con todo de una sola». Es decir, concentrar todo el patrimonio en una sola gran compañía que tuviese además protagonismo y rol público era considerado de alto riesgo en una época de inestabilidad jurídica.
Pero ¿qué cosas fueron cambiaron luego de más de veinte años de estabilidad económica y jurídica sostenidas con relación a los grupos económicos?
Los grandes grupos económicos que sobrevivieron a los vaivenes políticos de antes de los noventa y las crisis económicas mundiales de impacto local que acompañaron dicha década empezaron a beneficiarse del crecimiento de la economía, siendo así que sus resultados les permitieron invertir con seriedad en otras actividades económicas que resultaron tan o más importantes que la principal. De otro lado, se fueron perdiendo los miedos a los cambios vertiginosos en materia política-económica, lo que permitía «meter todos los huevos en una canasta». Pero, además, se requería contar con un vehículo que consolidara los resultados de todas las empresas del grupo y se convirtiera así en un nuevo actor del mercado de finanzas y de capitales local e internacional. Y, afortunadamente, el crecimiento de la economía trajo consigo la existencia de muchos más grupos económicos que aquellos cuyos apellidos se podía memorizar. Estos nuevos grupos económicos emergentes a partir de inicios de este siglo también fueron creciendo con mucha más rapidez que lo que ocurría hasta finales del siglo pasado, decidiendo incursionar en varias actividades económicas a la vez y deseando encontrar una respuesta a cómo hacerlo (¿una holding?).
Para concluir, el gran reto es saber con claridad los beneficios y riesgos que se encuentran detrás de una holding. Los ángulos principales de esta visión deberán ser los financieros (incluyendo participación en el mercado de capitales), tributarios (especialmente cuando las empresas se encuentran ubicadas en países distintos o cuando quiere analizarse el mejor lugar en el cual domiciliar la holding), gobierno corporativo centralizado (directorio holding), sucesión familiar (organizada a través de una o más holdings de un mismo grupo), entre otros varios que deberán ser tenidos en cuenta al momento de tomar la decisión de organizarse a través de una holding o de repensar permanentemente si la estructura adoptada sigue siendo válida a la luz de los cambios regulatorios que ocurren en el tiempo.
Mauricio Olaya, Socio principal
Publicado el 3 de diciembre de 2016 por América Economía