Las criptodivisas
Las criptodivisas (también llamados criptoactivos) son monedas virtuales que pueden ser utilizadas para hacer pagos y otras transacciones financieras. Hoy en día existen más de 4,400 criptodivisas disponibles en el mercado, sin embargo, “Bitcoin” sigue siendo la criptodivisa más popular entre todas ellas, pues es cinco veces más grande que su competidor más cercano. Esta moneda se compra, se vende y se transfiere de manera online mediante carteras digitales y, a través de ella los consumidores pueden transferir sus criptodivisas a otras personas sin la necesidad de moverlas a través de bancos o cualquier otro tipo de intermediario financiero.
El beneficio de las criptodivisas es la reducción de costos y el aumento de velocidad en las transacciones internacionales mediante la eliminación del uso del sistema “SWIFT”. Asimismo, al ser este un sistema tecnológico que funciona a través del blockchain se tendría un récord de los registros como los “títulos de propiedad”. Sin embargo, este sistema aun presenta riesgos altos, pues no se han encontrado soluciones inmutables a temas como: (i) la gran fluctuación de valor de las criptodivisas, (ii) la inexistencia de protección contra fraudes o errores en el sistema de la moneda virtual y (iii) protección del sistema anti-hackeo.
En cuanto a la regulación a nivel internacional, Japón cuenta con una regulación progresista hacia este producto y, por ello, reconoce al intercambio de criptodivisas como “propiedad legal” en virtud del Payment Services Act (PSA). Bajo dicha regulación, deben estar registrados y cumplir con las obligaciones tradicionales de prevención de lavado de activos. Asimismo, la National Tax Agency determinó que las ganancias producidas del producto debían clasificarse como “miscellaneous income”, en consecuencia, gravados con impuestos.
En Estados Unidos la legislación varía entre Estados, pero la Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) no considera las criptodivisas como una moneda de curso legal, sin embargo, reconoce al intercambio de estas como transmisiones dinerarias. El Internal Revenue Service (IRS) considera al intercambio de criptoactivos de manera similar (contando con directrices fiscales), entonces los proveedores de este servicio deben estar registrados en FinCEN y aplicar el programa de prevención de lavado de activos, así como mantener un informe adecuado para presentar a las autoridades fiscales. La Securities and Exchange Commission (SEC) ha indicado que los criptoactivos son “securities” y, por esa razón, deben ser tratados bajo las leyes aplicables a “securities-digital wallets and exchanges”. Y la Commodities Futures Trading Commission (CFTC) ha descrito Bitcoin como un “commodity”, lo cual permitiría que los derivados de criptodivisas puedan ser intercambiadas de manera pública.
En el caso de China, el Banco Popular de China durante 2013 a 2020 prohibió a las instituciones financieras que formaran parte de transacciones de criptomonedas, así como la bolsa local y minería nacional. La regulación en China ha sido bastante dura, en el 2021 con normativa aún más severa, el gobierno prohibió el uso de monedas nacionales tanto como extranjeras. Sobre lo único que se legisló de manera positiva es que estas tienen el estatus de propiedad solo para determinar herencias según el Código Civil chino.
En cuanto a los países de América Latina, la regulación varia de país a país. Por un lado, encontramos regulación que ha sido prohibitiva como es el caso de Bolivia, país que prohibió las criptomonedas y su intercambio. De la misma forma, Ecuador prohibió su circulación (a excepción del token SDE emitido por el mismo gobierno). En la esquina opuesta, países como México, Argentina, Brasil, Venezuela y Chile son plazas en donde comúnmente se aceptan a las criptodivisas como forma de pago por los minoristas y comerciantes (como permuta).
Las criptodivisas siguen siendo un tema que deja las puertas abiertas al debate; ¿se deben regular o no?, pues la preocupación de sus posibles efectos negativos en la estabilidad financiera de un país y el lavado de activos (por el anonimato de las transacciones) en la medida que este mercado crece.
Por Alfredo Lau Tam, socio del área de Fintech.
Publicado en la revista Columnas del estudio edición n°211.