Los smart contracts y los NFT
Hace un par de años se creó el blockchain, una cadena de bloques que permite de manera simultánea registrar grandes operaciones, las cuales se rastrearán a través de un algoritmo denominado hash. Esto tiene como característica principal la inmutabilidad, es decir, lo que se registra no se puede cambiar. Es como un gran registro contable que contiene a su vez varios asientos.
Cabe indicar que quienes validan dichas transacciones son los “mineros”, para luego celebrar los contratos inteligentes o smart contracts. Estos contratos contienen un lenguaje de programación que puede ser ejecutado sin lugar a equivocación, y ser, una vez aceptado por las partes, inmodificable y autoejecutable. Ello permite un ahorro en costos sin la intervención de terceros (notario) y contribuye a realizar una supervisión de toda la cadena de producción, distribución y comercialización de un producto, controlando que se comercialicen en puntos de ventas debidamente autorizados. Por ejemplo, tenemos a Aura Blockchain Consortium, cuyos fundadores son el grupo Richemont, Prada Group, OTB y LVHM, quienes ofrecen esta tecnología para lograr una trazabilidad integral en toda la cadena, lo que reduce el riesgo al plagio y genera mayores ingresos a sus propietarios.
Por otro lado, tenemos los tokens, que representan un activo físico transformándolo en uno digital. Es como si fuera una ficha de casino, es decir, que carece de contenido por sí mismo, pero es la comunidad quien le otorga un valor. Existen dos tipos de tokens: los fungibles o más conocidos como las criptomonedas (monedas virtuales tales como Bitcoin o Etherum) y los no fungibles, que son archivos únicos e irreproducibles que se encuentran registrados en una blockchain y por lo tanto todas las transferencias de su propiedad podrán ser registrados en dicha tecnología.
Los tokens no fungibles (en adelante, NFT) contienen proyectos que son ofrecidos a una comunidad como Discord o Twitter. Estos proyectos ofrecen beneficios a sus compradores, tales como la asistencia a eventos exclusivos, descuentos en productos, entradas preferenciales a conciertos, entre otros.
Estos beneficios deben ser recogidos en un smart contract para luego ser lanzado en oferta primaria al mercado y, a través de un proceso de acuñación denominado mint, los compradores adquieren dichos NFT. Por ejemplo, se lanza una colección de mil NFT al mercado y cada comprador deberá a su vez firmar previamente un smart contract para adquirirlo.
Asimismo, la adquisición de los NFT se realiza mediante criptomonedas, por lo que cada comprador previamente debió haber convertido su dinero físico en virtual mediante una casa de cambio virtual, como Binance, y luego trasladarlo a su billetera digital o adquirirlo directamente desde la billetera virtual como lo permite Metamask con la criptomoneda Ethereum.
Una vez adquirido o minteado el NFT, este otorgará derechos y beneficios exclusivos a su comprador, lo cual mediante la suscripción del smart contract quedará registrado en la blockchain, pero también el comprador puede revender el NFT en oferta secundaria, a través de los marketplaces, como, por ejemplo, Opensea.io. Normalmente lo venden a un precio mayor y quien compra a su vez quedará registrado en la blockchain como segundo adquirente, y así sucesivamente.
Cabe precisar que también los compradores pueden adquirir NFT en metaversos, que consisten en universos virtuales que, utilizando la realidad virtual, han creado una realidad paralela que permite interactuar en 3D. Dentro de los principales metaversos se encuentran Decentraland, que a finales de marzo pasado organizó el Metaverse Fashion Week en donde a través de su centro comercial Threedium Plaza se podía adquirir mediante la suscripción de smart contract NFT de marcas famosas.
También existe el digital real estate, es decir, aquellos metaversos que comercializan terrenos, tales como Sandbox en donde adquieres parcelas virtuales (NFT) a través de su criptomoneda maná, cuyos precios varían según sus ubicaciones, o tiliaverse.com que vende terrenos virtuales en todas partes del mundo, inclusive en Sudamérica (Argentina, Brasil y Colombia), a través de NFT.
Como verán, estamos hacia una transición de la web 2 a la web 3, en donde si antes usábamos moneda física y esta estaba emitida con respaldo en un banco, ahora con la web 3 podemos comprar productos mediante criptomonedas avaladas solo por la comunidad y que permiten adquirir activos no solo físicos, sino también digitales.
Sin duda la venta física no desaparecerá, sino que se complementará con la digital, creándose nuevas oportunidades de negocio y en el que los abogados especializados en digital investments contribuiremos a su desarrollo.
Por Annalucia Fasson, socia senior y directora del área de Moda y Retail
Publicado en la revista Columnas del estudio edición n°208.